Estoy leyendo y estudiando el libro de intersecciones de Luis M. Santamaría, en esta entrada subrayo y sintetizo algunos de los puntos que me han parecido más interesantes y que como estudiante de arquitectura pueden ser interesantes para mi proceso de formación.
La mirada permanente debe ser la herramienta que nos ayude
al estudio.
La obra supone un orden a la hora crear algo diferente y
distinto de lo que ya existe a su alrededor, someter el proyecto a un orden
genera una estructura en la que solo es posible ir perfeccionando. El orden
aparece por la ausencia de reglas pero no puede ser repetido cuando se
proyecta.
El error es el verdadero motor de conocimiento ya que nos
permite abrir los ojos seguir experimentando.
Proyecto y construcción van de la mano aunque éste no se
ejecute. Debe ser una creación personal en la que apenas se note la inspiración
en otras obras.
La luz sale desde la arquitectura, no tiene fuente sino
lugar por lo que es necesario ejecutar el proyecto para que la luz tenga
sentido dentro de éste.
Los planos son abstractos por lo que hay que imaginar la
realidad mientras que las fotos son concretas y repiten una realidad existente.
Un dibujo nunca puede imitarse porque es representa una relación personal única
entre sujeto y pensamiento.
A pesar de haber realizado el proyecto con cautela y
previsión cuando llega la construcción, ésta se aleja cada vez más de la
perfección y se tienen que tomar decisiones rápidas que permiten la originalidad.
Alcanzar la simetría perfecta en una obra es imposible,
siempre habrá una sombra, una luz, una geometría, una vista en perspectiva que
lo impida.
LUIS MARTÍNEZ SANTA-MARÍA, Intersecciones. Ed. Rueda
Podéis encontrar el libro en la biblioteca de la UCJC con la signatura 72.01 MAR
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